En su primera edición, el Månefestival logró conjurar en el HDX Circus Bar a todos los amantes de las culturas ancestrales y los ritos paganos con un atractivo cartel encabezado por Nytt Land desde Siberia, proyecto que siendo sinceros pocos imaginaban tener en México algún día.
Desde temprano la gente fue dándose cita caracterizada con maquillajes y ropas llenas de folclor para recibir a toda la propuesta de sonidos que el festival obsequiaría. Pese a un retraso considerable en el programa los ánimos no mermaron y bandas mexicanas como Alaydha ,Wildshit y los doom/stoner Okktli fueron muy bien recibidas por la gente, quizá no así algunos animadores como Macario el Brujo quienes si bien se les agradece su profesionalismo al implementar dinámicas para animar a la gente, lo cierto es que pudieron ser sus espacios ocupados por alguna otra agrupación o bien, para acelerar el programa; ya que el sentimiento en general fue de que la gente ya quería música. Los ánimos volvieron a dispararse con el arribo de Azteca, banda de concepto prehispánico que se ganó el respeto de todos con un performance poderoso combinado con una propuesta musical por demás buena, El desfile de bandas nacionales cerraría con Cemican, otra banda con concepto prehíspanico que tiene ya todo un fanbase más que asentado y fiel, y que con sus potentes ritmos extremos logró desatar el slam entre sus “guerreros”. El hechizo ancestral funcionaba y las runas se alineaban para recibir al proyecto más esperado de la noche.
Nytt Land subiría al escenario con su solemne y casi mágica presencia y de inmediato haría suyo el foro con temas como “Daradar”, “Ritual” y “Fires”. Los cambios de voz que ejecuta la rusa Natalya Pakhalenko son de verdad de respeto total, pues pasa de voces graves y rasposas que parecen de una bruja de centurias de existencia a voces limpias dignas de una hada, para luego regresar a guturales y gruñidos dignos de otro plano astral. Esta combinación de voces fue llevada al límite en canciones como “U-Gra” y “Ragnarok”, y la velada continuaba de forma por demás inmersiva. En algún momento del show el gigante Anatoly Pakhalenko pidió al ingeniero de luces quitar la iluminación frontal y regalar un ambiente más oscuro y acorde a la atmósfera que Nytt Land buscaba impregnar, y “Snow” y “Svartravn” hicieron viajar a los fans a otros lugares en su mente.
Antoly ejecutaría un magistral solo de flauta para que el hechizo fuera poco a poco apagándose, y los rusos se irían despidiendo con la ejecución de “Áðr Burs synir” y “Fenris Kinder“. Tras terminar su presentación y recibir bellos regalos de parte de la gente, los rusos se dedicaron a atender por más de una hora a todos los fans que obtuvieron la experiencia VIP donde sin prisa pudieron tomarse fotos y platicar con los músicos. Si bien detalles como el audio por momentos o la tristemente ausencia final de Heidevolk en el cartel son temas a trabajar y compensar a futuro, lo cierto es que el éxito y las vibraciones que Månefestival desató en su primera entrega fueron de verdad mágicas y llenas de poder.
