Private Music se siente como un regreso reflexivo y poderoso de Deftones. Tras cinco años sin material nuevo, el disco muestra una banda en control total—densa, atmosférica y emocionalmente calculada. Su sonido todavía combina lo brutal con lo etéreo, pero ahora con un tono más íntimo y contenido.
Desde my mind is a mountain, la apertura revela una tensión elegante: riffs profundos y corrosivos se cruzan con texturas shoegaze y voces que fluctúan entre lo melódico y lo distorsionado. Esa dualidad continúa en temas como locked club y ecdysis, donde la agresión se modula con capas ambientales. Me gusta cómo evita caer en lo grandilocuente sin perder fuerza.
A mitad del disco, infinite source destaca con una intensidad brillante—uno de los momentos más pegadizos de la banda en años. souvenir introduce una atmósfera más etérea, casi meditativa, un respiro emocional antes del crescendo dinámico de cXz.
El tramo final hace que valga aún más la pena. i think about you all the time mezcla una balada directa con una urgencia emocional honesta, mientras cut hands rompe con una energía cruda y visceral; el uso de la voz de Chino aquí es más agresivo, casi teatral. ~metal dream aporta solidez melódica, y el cierre departing the body me deja pensando: cierra el viaje con reflexión, ambiente y una sensación de liberación cautelosa.
En mi opinión, Private Music no busca reinventar, sino reafirmar—es su disco más cohesionado desde hace años. Funciona mejor como experiencia completa que como colección de canciones sueltas. Y eso, en una era de singles fugaces, se siente como un lujo.
