La carrera de Apocalyptica ha estado marcada por la innovación, originalidad, distinción, y lo más importante: una nueva forma de hacer metal, sin guitarras, sin bajo ni –en principio- batería ni voz. Irrumpieron en la escena de la música como cuatro cellistas que hacían versiones en ese instrumento de canciones de metal, grabando así su primer álbum de estudio Plays Metallica by Four Cellos que les consiguió un éxito inmediato gracias a los covers a la banda de San Francisco.
Pronto demostraron que también sabían hacer cosas propias, y ya en su segundo larga duración Inquisition Symphony incluyeron algunos temas originales compuestos por el líder irrefutable Eicca Toppinen, aunque fue hasta Cult en el que presentaron una mayoría de composiciones inéditas, con 10 canciones de 13 que componen el disco. Asimismo, la edición especial de Cult trajo las primeras aportaciones de percusiones, con Hiili Hiilesmaa (músico y productor finlandés), y voz, Sandra Nasić (Guano Apes) para ‘Path Vol. 2’ y Matthias Sayer (Farmer Boys) para ‘Hope Vol. 2’. Desde ese momento no pararían las colaboraciones de vocalistas de distintas tonalidades y géneros en los subsecuentes discos. Aunado a la inclusión de distorsión a los cellos y un baterista estable, Mikko Sirén, todo ha dado a Apocalyptica nuevos pasos en su trayectoria.
Shadowmaker abre otro capítulo en el “cello metal” de Apocalyptica con la incorporación de un vocalista que ha grabado todas las voces para el álbum y que, de momento, estará con la banda durante toda la gira del mismo. Franky Perez es un músico originario de Las Vegas que ha forjado una carrera solista no muy conocida, también fue miembro de la banda de Daron Malakian (System of a Down), Scars on Broadway, y ha tocado con otros músicos como Slash y Matt Sorum, ambos ex Guns n’ Roses.
La entrada del disco, ‘I-III-V Seed of Chaos’, hace honor al nombre de la banda, breve pero dantesca. ‘Cold Blood’ es el clásico corte “popero” que los finlandeses han incluido en sus últimos discos, la más accesible y de fácil enganche; es notable el por qué se trató del primer sencillo oficial.
La canción título del álbum asienta el primer trallazo heavy y el primer registro violento de Franky, muy desafiante y colérico. Las melodías y partes instrumentales contienen el mismo peso que la voz, así que no se pierde ese toque de antaño en el que sólo figuraban los cellos.
Pero es en ‘Slow Burn’ que Perez provoca en el escucha entrar de lleno en la letra y compatibilizar en la conmoción con la que interpreta el tema, es una canción de alta aflicción y murria.
Sublime es como se puede calificar el inicio de ‘Reign of Fear’, instrumental para gusto de los viejos seguidores. Contiene algo de fuerza que dirige a un fragmento clásico en arreglos de cuerdas de los de Finlandia, y en sus casi 7 minutos permite distinguir emociones peculiares como dramatismo y desasosiego. En oposición, ‘Hole In My Soul’ es una preciosa balada que devuelve un poco la melancolía de las primeras composiciones de Apocalyptica.
‘House of Chains’ pinta para ser otro sencillo pues sigue el camino directo y contagioso de ‘Cold Blood’, aunque también luce como una canción extraña en el disco por su ritmo core, lo que se acentúa con unas voces cuasi guturales de Franky. Una singularidad más son los tenues beats de ‘Riot Lights’, un tema instrumental que juega con las cadencias de la electrónica.
Es de destacar que Mikko Sirén ha madurado su labor como baterista y ahora suena con un trabajo mucho más experimentado y variado.
‘Come Back Down’ tiene un regustillo a los Metallica de la época Load/Reload, sobre todo en los riffs al principio de la canción, cosa que no debería asustar a quienes reniegan de esos discos, el tema funciona. ‘Sea Song (You Waded Out)’ se caracteriza por un trabajo preciso de percusiones en equivalencia con las armonías de marcha de los cellos. La última instrumental lleva por nombre ‘Till Death Do Us Part’ y se construye en una magnitud que poco a poco va incrementando hasta llegar a un punto máximo y “relajarse” en un entorno oscuro.
Aquel entorno conecta con ‘Dead Man’s Eyes’, en la que no queda duda de la capacidad de Franky para compaginar en la música de Apocalyptica, dando una última interpretación soberbia en un tema repleto de sensibilidad que lo convierte en una de las grandes obras de la banda, sólo opacado por la extensión ambiental del último trayecto que pudo haberse acortado para un mejor resultado. Y todo sea dicho, los finlandeses han salido avante una vez más en otro nuevo episodio de su carrera, y seguramente no será el último en el que recreen su proyecto.