En esta segunda edición del cada vez más consolidado Festival Transgresivo la organización decidió mudarlo de Querétaro donde nació a la Ciudad de México, en un foro elegante y con un audio y producción impresionantes como lo es el Frontón México. Esto hizo que las inmediaciones del monumento a la revolución fueran invadidas por un ejercito de crestas multicolor y ropas con estoperoles que se congregó gustoso a disfrutar de un gran cartel de punk y ska cuya principal característica en común fue proceder de España.
La velada empezaría con la presentación de Dieciseis Cuerdas, banda naciente de las cenizas de Ignotus -una de las bandas que también se presentó en el festival-, pero con un sonido e identidad muy propios. Posterior a ello y con un sonido mucho más digerible y cercano al rock-punk melódico Smoking Souls haría su arribo y si bien aun no había mucha gente al momento de su aparición, con los pocos que había y hablando un poco en catalán y otro poco en español lograron conectar de buena manera con la gente.
Lo de Rat-Zinger a continuación fue una cosa si de verdad destacable: fueron por mucho el acto más agresivo y bestial de toda la noche y desde que se recitaba como intro una especie de salmo o mensaje eclesiástico lleno de odio y trasfondo político ya se respiraba que la cosa se pondría buena. Los autonombrados “hijos bastardos del papa de Roma” salieron con mayas en la cabeza y una energía rasposa y brutal armando un interminable slam en la pista con temas como “No habrá piedad” y “Amén”, donde su cantante luciría una especie de gabardina negra que hacía las veces de sotana mientras el mensaje anti-religioso era escupido. “Larga vida al infierno”, “Muerte al violador” y “Narcosantos” fueron algunos de los otros temas en los que la gente se dejaba ir con todo en un mosh crudo y sin descanso, mientras Rat-Zinger pasaba lista preguntando cuantos hijos de perra había antes de tocar “Rock and roll para hijos de perra”. Con el tema “Teneis Speed?” cuya tonada es un tributo a “Ace of spades” de Motorhead y en la que el grupo lanzó a la gente dos enormes bolas blancas que simulaban testículos, así como con la potente “Indestructibles” como tema final; la banda se despedía de forma brutal dejando la vara muy alta como de lo más destacado del evento.
Ignotus vendría a continuación con su dosis de su llamado punk n´roll y abriría a tambor batiente con el tema “Vive y deja vivir” que sonó poderoso con su velocidad contagiosa y la voz áspera e inconfundible de Cristian. La gente les aplaudía y felicitaba en cada tema y así avanzaba la noche al ritmo de “Mi voluntad” o la declaración contra el fascismo en “Prisionero”, pero al parecer la desgastante experiencia previa los hizo tener que tomar aire y deja el slam descansar un poco, al grado de que Ignotus un poco molesto cuestionaba la quietud de los fans invitándolos a prenderse o bien y hasta dirigiéndose directamente a los fans que notaba estáticos o con los brazos cruzados preguntándoles que ¿por qué tan serios? Esto por supuesto cambiaría de inmediato cuando los madrileños le dijeron al público que la canción que seguía la cantaban ellos y ejecutaron “Bandera negra”, su tema emblema que ahí sí: desató una batalla campal en medio de la pista en la que todos entraron gustosos a repartir golpes. Después de esto tocaron un tema más, y se despidieron para con ello pausar la vena punk de la noche y abrirle el paso al venidero tiempo del ska.
Una de las bandas más esperadas era The Locos y por supuesto no es para menos: el legado de Pipi tanto en su época como pieza fundamental del estilo que llevó al éxito a Ska-P en cuanto a show se refiere, así como la gran calidad que ha impreso a su proyecto ahora como cantante principal; hacían entender el por qué desde la apertura con temas como “Madre Tierra” la gente se entregó a la fiesta y el baile total. La estrafalaria vestimenta de Pipi le daba por supuesto un atractivo visual bizarro a la agrupación y el set continuaba con pegajosos temas como “Paleto visión”, para después cederle los reflectores a sus músicos quienes ejecutaron un “Pipurrí” (popurrí) instrumental con temas variados desde clásicos del rock hasta bandas como Blur. Pipi regresó vestido con un opulento traje amarillo y un bastón y de inmediato pide abrir la pista como cuando Moisés abrió el mar para hacer el wall of death en “Como un animal” y luego una lluvia de globos gigantes de colores invadiría la pista en “No estás sol@” dejando en claro que la parte visual y festiva sigue siendo muy importante para él. Un gran slam en “Carne pa´ la picadora“, un intento fallido de agachar a toda la gente y hacerla brincar al mismo tiempo en “Contrato limosna” y el cierre con “Resistiré” fueron algunas de las postales vividas antes de que The Locos dejara el escenario con un gran éxito.
Las luces se apagan de nuevo y una sirena anuncia que lo mejor está por venir. La deseada presentación de Boikot por fin se da y desde la apertura con “Jarama” se siente que será un show de otro nivel por la forma en que el público se entrega de inmediato a hacer slam y bailar por todo el Frontón México. Las voces de infantes que anteceden a “Inés” levantan aún más los ánimos para que luego uno de los temas más aguerridos que tiene el grupo se haga presente: hablamos por supuesto de “Naita na” que pone de cabeza al recinto. Imágenes de guerra que buscan hacer conciencia se hacen presentes en la pantalla y así la noche continua por un repaso tanto de los grandes clásicos como de lo más nuevo, y es así que entre otros temas “Alma Guerrera” , “Tekila” ( obligada por supuesto teniendo en cuenta tocaban aquí) y por supuesto “Hasta siempre comandante” con la imagen del “Che” Guevara de fondo mantenían la pista incendiada en emociones. Boikot tuvo tiempo para dedicar a todas las mujeres “Bajo el suelo”, tema más profundo y crudo que retrata desde los ojos de una presa cuyo delito fue matar a su marido golpeador el sentir de las mujeres que viven la violencia en el hogar, para luego volver a reactivar las hostilidades llenas de energía con canciones como “No pasarán”, “Skalashnikov” y “Korsakov” entre otras. Finalmente con un cierre aplastante con “Kualkier día”, “Grito en alto” y “Hablarán las calles” en la que invitaron a varias personas al escenario, Boikot se despedía entre aplausos y gritos eufóricos de la multitud en una experiencia intensa y por demás inolvidable.
Transgresivo Fest terminaría con la presentación de la banda valenciana Benito Kamelas que hay que decirlo no la pasó de lo mejor: no solo era muy difícil mantener el ánimo a tope después de lo ofrecido por Boikot y más cuando su estilo musical es más tradicional y relajado, sino que mucha gente se salió del recinto buscando alcanzar el transporte público nocturno o simplemente porque ya había tocado Boikot. Y por si fuera poco el ambiente fue bastante tenso en la presentación ya que los monitores y el audio en general no le gustaban a Joaquín Gómez, cantante del grupo; quien de verdad estaba hecho una furia y gritaba y manoteaba a los ingenieros en cada oportunidad hasta que de plano aventó sus auriculares y se fue a sentar hasta que arreglaran los desperfectos. La gente buscaba animarlo y le aplaudía, y al final a regañadientes con temas como “He decidido”, “Ayer Soñé”, “Loko” y “Valencia Ciudad” se concluía esta segunda edición del Festival Transgresivo del que por supuesto esperamos más que ansiosos la siguiente edición.