A veces siento que el tiempo y la sociedad no son más un ciclo que se repiten una y otra vez al infinito. ¿Quien iba a pensar que esos niños que nacieron entre finales de los años 90 y los 2000 serían los nuevos defensores de la moral y lo políticamente correcto? No hay día en el que no despierte y alguien esté siendo “cancelado” por no encajar dentro de los estándares actuales de lo que es aceptable y celebrable.
Ciertamente es algo hilarante que incluso compañías como Disney en su afán de no convertirse en el blanco de la furia de la neo-inquisición digital se vieran obligados a colocar un disclaimer antes de películas como ‘Dumbo‘ o ‘Peter Pan‘ advirtiendo sobre la posibilidad de “herir las susceptibilidades” de algunas personas. Pero, vamos, ¿es que de verdad alguien alguna vez arruinó su vida por culpa de un elefante de caricaturas? Y ejemplos como este, podemos hallar por centenas. Todos los días hay uno nuevo.
Y bueno, bajo esa premisa, es casi seguro que en algún momento, alguien voltee a ver a la escena del rock y encuentre algo con que ofenderse, porque por supuesto, lo harán. A lo largo de su historia, el rock (y como “rock”, vamos a englobar -aunque no deberíamos- a todos esos sonidos estridentes y brutales surgidos a mediados del siglo pasado como el metal, el goth o el punk) se ha caracterizado por tocar y desarrollar temas que son incómodos y tabú para la mayor parte de la sociedad, siendo dentro de la música, el mejor ejemplo de contracultura que podemos encontrar en los últimos setenta años.
Realmente se imaginan bandas como The Rolling Stones, KISS, Cannibal Corpse, Mötley Crüe, Rammstein, Sex Pistols o Marilyn Manson surgiendo en 2021? ¡Sería casi impensable! Y aclaramos, en el caso de Manson nos referimos puntualmente a su arte y no los delitos de los que se acusa, lo cual es un tema totalmente distinto. Dentro de los temas regulares dentro de las canciones y los videos de bandas como las antes mencionadas podemos encontrar el abuso, la pedofilia, los asesinatos, el genocidio, la tortura, el sadomasoquismo y muchos y bien diversos tópicos de indole sexual y violencias varias.
Es casi inevitable que bajo la tendencia actual, no exista alguien que en su búsqueda diaria por sentirse ofendido señale a personajes como Ozzy Osbourne o Alice Cooper por herir sus sentimientos y creencias, ¿pero qué es lo que quieren en realidad? ¿que básicamente todo lo que existe se convierta en algo neutro e inocuo en pos de la actual corrección moralina? La música en su forma de arte, no debe estar expuesto a la anuencia de un tribunal de las buenas costumbres que pueda decidir que es lo que se puede o no se puede hacer, decir o pensar.
El arte a lo largo de toda la historia de la humanidad ha sido no solo la vía de escape de la creatividad de la mente, sino también un voz de denuncia y visualización de los males de la sociedad misma. El arte nos pone frente a un espejo, nos da un reflejo de nosotros y ese reflejo no va a desaparecer solo por que cerremos los ojos o le queramos poner un velo encima. El arte debe ser libre. El arte debe hacerte pensar, debe ponerte al límite y exponer frente a tus ojos la realidad de lo que pasa ahí afuera, debe hacerte sentir incómodo y provocar cambios en ti, si no, no sirve.