El pasado fin de semana – específicamente los días 3 y 4 de mayo – se llevó a cabo la primera edición de Domination México, un festival creado para satisfacer la necesidad de metal y rock demandados por el público, que ávido de escuchar a sus bandas favoritas, acude fielmente a los distintos recintos elegidos por los más populares promotores de nuestro país. Sabiendo que en nuestro país ya existen varias opciones similares como Hell and Heaven, Knotfest México, México Metal Fest, Force Fest o el recién anunciado Devastation, lograr posicionarse no era cosa fácil, ¿lo logró?
Dejando de la duda y descontento que el magno evento generó desde su anuncio hace algunos meses, y la inusual reventa de boletos por parte de los mismos fanáticos en redes sociales, hoy por fin podemos contar nuestra experiencia.
Domination México tuvo como característica principal el intentar satisfacer a su público con una variada selección de bandas provenientes de los géneros más populares; rock, heavy metal y las variantes del core. Su cartel, aunque no fue tan amplio como hubiéramos deseado, formaba parte de la historia al traer de vuelta a territorio nacional a bandas como KISS en su gira de despedida, Meshuggah, los por alguna razón todavía populares Limp Bizkit, la -aburridísima- banda en solitario de Slash, el triunfal regreso de Trivium tras casi cuatro años de ausencia, Hamerfall, Lamb of God, Apocalyptica, los progresivos Dream Theater, la primera vez de Halestorm en nuestro país, Satyricon, los esperadísimos suecos Avatar y por supuesto, la presencia del terror escénico del legendario Alice Cooper en su primera presentación con show completo en la Ciudad de México. Todos estos grandes nombres acompañados de proyectos interesantes a nivel nacional e internacional, entre los que veíamos las destacadas apariciones de Municipal Waste, Dead Kennedys, Anna Fiori, Alestorm, Dolores de Huevos, Vince Neil en solitario, August Burns Red, Alien Weaponry (quienes por cierto dieron un espectáculo increíble) y muchos otros más.
El encontrarse con un vasto reparto de bandas, pareciera también haberse convertido en uno de los puntos débiles de Domination México y de los más criticados desde su anuncio hace unas semanas: los horarios. Lamentablemente y para quienes esperaban abarcar el mayor número de espectáculos posibles, en ocasiones sufrían al tener que desplazarse de un escenario a otro de manera apresurada, viendo en ocasiones solamente 4 o 5 canciones de banda, ya que la organización decidió encimarlas aun proviniendo del mismo sector; véase el ejemplo de Trivium y Black Dahlia Murder. Si querías deleitarte con el impactante y energético concierto ofrecido por Lamb of God, debías perderte de una parte de Alice Cooper, y estos son solamente unos cuantos ejemplos. La logística en este apartado pudo ser mucho mejor y denotó el desconocimiento que OCESA tiene sobre la escena metalera. Sabemos que lograr un festival sin empalmes es completamente imposible; sin embargo, con un conocimiento previo se puede hacer un mucho mejor acomodo y tener felices a la mayoría.
Del lado negativo, la producción parece no haber podido funcionar del todo, mostrando problemas con el audio, en la mayoría de los escenarios; sobretodo enfatizando la saturación en los riffs de guitarra, bajos y la intermitencia en vocales, que resultó incómoda para bandas como Apocalyptica, quienes al querer interactuar con su entregado público, batallaron un poco en transmitir el mensaje por lo anteriormente mencionado. El llamado ‘Raven’s Nest’ fue el más afectado por esto, y en ocasiones hasta nos sentimos como si no se hubiera realizado un soundcheck previo. Si es que acudieron a ver a bandas como Iden Gakusha, seguramente estarán de acuerdo con lo que decimos.
Por otro lado, consideramos bastante interesante el acomodo y distribución de escenarios, stands de patrocinadores y en especial de las zonas delimitadas por cada sección adquirida. Si bien, la gente que adquiere su pase “Plus” está acostumbrada a no estar tan cerca de los escenarios principales, en esta ocasión sentimos que se les desplazó hasta un espacio bastante retirado e incómodo, que te obligaba a acudir a “Preferente” si lo que querías era ver a tu banda favorita de forma mucho más cercana. Nos hubiese encantado también poder ver nuevas atracciones y actividades de las marcas que acudieron al llamado de OCESA y participaron como patrocinadores; sin embargo éstas resultaban muy parecidas a lo observado en la pasada edición del Hell & Heaven -sino que exactamente las misma; que vale la pena decir, si estuviste ahí, seguramente también te sentiste ante un ambiente familiar y similar, pero sin el carácter y personalidad que el ya mencionado poseen. A Domination le sobra organización, pero le falta alma, al menos todavía. ¿No hubiera sido mejor idea crear una identidad propia en vez de plagiar al Hell and Heaven?
Donde la organización se llevó las palmas, es justamente en el ámbito de logística, ofreciendo un sinfín de comodidades para los asistentes. Las zonas de comida y bebidas eran más eficientes que nunca y vimos funcionar por primera vez el sistema de cobro sin efectivo, sin ningún tipo de inconveniente, cosa que ya de entrada es más que complicada en eventos masivos. Las filas para el acceso eran cortas y prácticamente sin inconvenientes, aunque hubiéramos deseado más atención de parte de quienes revisaban las mochilas; pasar sin esta revisión era sencillo y realmente nos sorprendió que así fuera.
El aforo conseguido por Domination México según OCESA fue de unas 100,000 personas entre ambos días, destacando ser la primera edición, pero quedando bastante cortos ante competidores del género y algunos otros de la misma empresa como Vive Latino, Corona Capital o hasta el EDC México. Las grandes bandas como KISS, Dream Theater, Cooper o Apocalyptica claro que tenían un espacio pletórico y retacado de eufóricos fanáticos; sin embargo la mayor parte del tiempo se notaban ciertos huecos en los distintos espacios, y el primer día hubieron participantes del “Evolution Stage” y el “Headbanger’s Stage” que de plano ni gente tenían, dado que el 90% de quienes se dieron cita buscaban presenciar la despedida de KISS en la Ciudad de México.
Con esto también enfatizamos que el show de los neoyorquinos no estaba completo, y aunque gozaron de unas cuantas plataformas para asemejar lo que han venido haciendo en su gira llamada “The End of the Road”, era más que notable la ausencia de pirotecnia con la que todos pensamos vendrían acompañados, ya que esa fue la idea que se nos vendió. Aún así, la banda de Gene Simmons y Paul Stanley logró enloquecer a sus fans mexicanos, quienes les dieron una buena despedida.
Alice Cooper dio cátedra de cómo deben hacerse las cosas, y en compañía de Nita Strauss nos dejaron sorprendidos y extasiados. Aún con un más que notable uso de playback, la presencia del padre del shock rock es mágica y a pesar de su avanzada edad, todavía puede sorprendernos sobre el escenario. ¡Diez de diez!
¿Fue entonces un fracaso? Para nada. Domination México en su primera edición dejó con buenas sensaciones generales a prácticamente todos sus asistentes, quienes pudieron disfrutar de un cartel cumplidor, puntual y satisfactorio. Las cuestiones logísticas por parte de sus organizadores, como siempre, se han venido replicando y consiguen así una mejor experiencia para sus usuarios. No obstante, las fallas de audio repetidas en distintas ocasiones, así como el acomodo de los horarios y distribución de las zonas, nos dejan con sabores agridulces que esperamos sean mejorados en futuras ediciones.