Que mejor lugar para disfrutar el espectáculo punk-circense de The Adicts que la Carpa Astros. La que alguna vez fuese el terreno donde el Circo Atayde se presentaba cada temporada, hoy es un venue muy bien planeado y funcional para albergar conciertos de talla internacional.
La velada punk dominical empieza desde las 7 con bandas como Konflicto de Libertad, quienes dan todo de su parte en el escenario tocando temas propios y de bandas de culto en la escena como Eskorbuto. A continuación llegó el turno a Garrobos, toda una leyenda en la escena punk nacional que de la mano del peliverde Lagarto logra poner “a mover la mata” de los presentes con temas consentidos del publico punk como “Sacude el Craneo” y claro, la esperada “Caballos”. Los originarios de Ecatepec se van no sin antes expresar el honor de compartir escenario con una banda tan legendaria como la estelar y dejan la carpa lista y prendida en espera de The Adicts.
La gente está impaciente y ávida de descargar su energía y el slam se arma incluso cuando el sonido de ambientación toca “Ace Of Spades” de Motörhead como tributo de los ingleses a su finado compatriota, Lemmy Kilmister. En las bocinas sonó “I wanna be sedated” de The Ramones y una melodía que forma parte del soundtrack de La Naranja Mecánica, canciones que todo el público saben preceden a la aparición teatral de The Adicts quienes con “Joker In The Pack” y unas enormes alas rojas en el traje del cantante Keith Warren (mejor conocido como Monkey) nos regalan un inicio asombroso, que no decae -a contrario- con la movida “Let´s Go”, “Horror Show” y “Tango” continúan la velada y la gente en una llena Carpa Astros. Todo el mundo agarra el ritmo al bailar y brincar, para después dejar salir ese infaltable slam con temas como “Easy Way Out” y “Numbers” que son mucho más agresivos y que dejan salir la vena punk de los asistentes, muchos de ellos caracterizados como mimos o payasos dementes con la magia del circo de la banda sobre el escenario, llena de enormes serpentinas multicolor que emanan del micrófono de Monkey, lo cual le añade un atractivo más a su presentación, que no da descanso mientras tocan temas como “Troubadour”, “Fuck It Up” y la canción de reciente hechura “Fuck up World”, la cual a pesar de ni siquiera haber sido lanzada oficialmente, es por todos conocida.
“Hoy estamos de fiesta y quiero que todo el mundo nos regale una enorme sonrisa, ¡Vamos!, quiero verles sonreír” pide Monkey, dibujando en su legendario rostro blanco de mimo una enorme sonrisa que acentúa con sus dedos antes de interpretar “Life Goes On”, un tema totalmente bailable y alegre que los fans corean de principio a fin. “Just Like Me” y “Jonhy Was a Soldier” pisan de nuevo el acelerador, y las guitarras de Pete Dee ese aceleran a tope acompañadas del aporreo de la batería del otro Dee (Kid). A continuación el show entra en un periodo más relajado, mas melódico; donde canciones como la melosa “I Am Yours”, “Angel” y “Go Genie Go” y su inicio inconfundible de sintetizadores dan un respiro y permiten al público tomar fotos de los músicos en la tarima. Y es que ver a todos esos músicos con 4 décadas de vida enfundados en sus tradicionales trajes y bombines basados en “La Naranja Mecanica” de Stanley Kubrick es sin duda algo que amerita una foto para el recuerdo.
Para “Chinese Takeway” de nueva cuenta, la adrenalina invade a los punks en la pista e incluso un slam de puras chavas se arma demostrando que el género femenino también sabe tirar golpes y disfrutar sin límites un show de The Adicts, mientras la parafernalia de la banda continua en el escenario con Monkey sacando papeles de colores de un envase tradicional de comida china, palillos incluidos. “Bad Boy” es tocada y ahora el delgado vocalista porta unos enormes y raros lentes blancos, y en la pista todo mundo se acusa de ser un mal chico al ritmo de la canción. Para temas como “Crazy” y “Straight Jacket” la locura literalmente invade a Monkey –sabemos que hablamos mucho de él, pero es un frontman incansable y que siempre sorprende con algo- quien como el trapecista más osado de los años de circo en la carpa astros se sube a una de las estructuras de la carpa misma a cantar desde lo más alto. Con “My Baby Got Run Over By a Steamroller” vamos llegando al fin del show pero la gente no parece estar en lo mínimo cansada.
El show de The Adicts está cerca de decir adiós, pero lo mejor está por llegar. “Who Split My Beer” vuelve loca a la gente y Monkey pasa de trapecista a malabarista haciendo suertes con un vaso lleno de cerveza en su cabeza. Y luego viene uno de los momentos más esperados de la noche con “Viva la Revolution”, el tema clásico y emblemático de los originarios de Suffolk, Inglaterra termina por reventar el lugar y no hay garganta que no entone el himno de generaciones de amantes del punk. Y para cerrar, nada como el cierre apoteósico con “You’ll Never Walk Alone” (original de Rodgers & Hammerstein) donde una lluvia de serpentinas pero sobretodo de pelotas gigantes de plástico dan un cierre teatral que nos deja claro que aunque en gustos se rompen géneros, The Adicts se despide festivo y feliz cantando con una pista de audio de “Bring Me Sunshine” de Willie Nelson dejando en claro que es por mucho, el espectáculo punk más grande del mundo.
La noche punk termina a excelente hora, y al salir de la carpa y toparte con el enorme carrusel –ahora convertido en cafetería- del lugar rodeado de los foodtrucks y los múltiples focos de color te da la sensación de haber estado de verdad en un circo. Un circo punk demencial y legendario en el que The Adicts fue la atracción por casi 2 horas de show y que te deja totalmente satisfecho y listo para ir a dormir para empezar con una sonrisa la jornada laboral o escolar del día siguiente, a menos claro que quieras seguir la fiesta ya que la banda anunció un after party en el Gato Calavera.