Desde que llegabas a los alrededores del palacio de los deportes podías sentir como lentamente tu entorno se convertía en un pedazo del Valhalla, ya que cientos de fans muchos ellos ataviados con cuernos, hachas y maquillajes vikingos tomaron los alrededores como un ejército para darse cita a la fiesta nórdica encabezada por Amon Amarth. Los letreros de “sold out” en las rejas del recinto te daban una idea del tamaño de evento que se acercaba y la gente entra deseosa de una noche de metal poderoso y brutal tomando sU lugar poco a poco.
Puntualmente, como el programa lo marcaba, hace su aparición Abbath, el legendario ex-frontman de la mítica banda de black metal Immortal quien con “To war!”y su larga apertura instrumental abre las hostilidades en el pabellón cuervo. No es sino hasta la siguiente canción “Winterbane” y su pegajoso sonido que te obliga a brincar que el ambiente explota por fin y la noche empieza ahora si con todo en el recinto, y no da respiro pues la poderosa “Ashes of the death” deja literal hecha cenizas a la gente que se mete al moshpit ante tanta agresividad.
Abbath es un maestro del teatro sobre la tarima y mientras nos deleitamos con temas como “Warrior” e “In my kingdom cold” lo hacemos también con su presencia imponente, que pasa de lo gracioso con sus gestos exagerados y cómicos y sus manos alzadas como garras que le han ganado ser un referente en los memes de gatos, a una presencia diabólica e infernal cuando se entrega con todo con temas como “Tyrants” y “One by one”, originales de la banda que lo vio nacer.
Abbath sigue su espectáculo personal imprimiendo su maquillaje en una toalla al pegársela a su rostro para lanzarla al público –previo jugueteo sobándola en su trasero- y por un momento el grito de “Oe, oe oe oeee…Abbath, Abbath” hace que el músico tenga que quedarse callado sorprendido por la respuesta. Con un cierre oscuro y pesado con “All shall fall” y “Count the dead” el veterano demonio se retira del escenario entre gritos y aplausos, y deja el escenario más que caliente para la fiesta vikinga.
Una manta con la portada del decimo álbum de Amon Amarth “Jomsviking” adorna ahora el escenario, y de inmediato el ambiente se vuelve frio, nórdico, digno de las gestas legendarias de los guerreros vikingos de los que habla el primer álbum conceptual de la banda. De pronto la banda hace su aparición y con “The pursuit of vikings” el característico grito de “Oh, oh-oh, ohhh ohhh” que se ha vuelto legendario entre su fanaticada inunda el pabellón con puro poder.
La gente no deja de brincar y con “As loke falls” en el centro de la pista se abre un circle pit de proporciones titánicas que no se cerraría durante toda la noche. “First kill”, “The way of vikings” y “At dawn´s first lights” mantienen el paganismo demencial a tope, con un Johan Hegg que es de verdad asombroso sobre el escenario: Un vikingo descomunal e imponente perdido en nuestro tiempo que es la imagen e insignia de la banda sueca.
La entrada instrumental de “Cry of the black birds” da el tiempo suficiente para que los fans organicen un “wall of death” que tras el grito de “Show no fear” hace explosión con un choque de 2 ejércitos de cada lado de la pista ¡Simplemente apoteósico!. “Deceiver of the gods” y “Tattered Banners and Bloody Flags” continúan la velada que seguro regocija a Odín por la entrega de la gente para con Amon Amarth.
Y si de destrucción se trataba, la noche se la lleva “Destroyer of the universe” que es un tema que en cada presentación de Amon en México saca lo mas guerrero y vikingo de las personas, y de verdad es una batalla campal en el moshpit mientras que en las demás zonas del recinto no hay una sola persona que no mueva el cuello siguiendo el taladrante ritmo. Y luego con “Death in fire” y su ritmo más mecánico todos brincan y hacen headbang dando una postal increíble. En el escenario los disparos de humo dan una vista también impresionante y demencial que enmarca el final de la primera parte del concierto con una tercia de odas a la parafernalia nórdica como son “Father of the wolf”, “Runes to my memory” y “War of the gods”
Amon Amarth regresa al escenario tras un muy breve receso con cuernos típicos de las tribus de Europa del Norte llenos de cerveza para brindar con su público que se deshace en pasión por los suecos quienes levantan sus ornamentas para interpretar “Raise your horns” y poner de cabeza el recinto. La entrada densa y pesada de “Guardians of Asgard” pone a toda la gente de nuevo en el aire brincando sin cesar y la fiesta vikinga está en su máximo cenit.
Y la noche de los enviados del Valhalla no podía tener un final más legendario que el ragnarok desatado con “Twilight of the thunder god”, donde de verdad no hay palabras que describan lo brutal e impresionante del momento: Gente brincando, haciendo slam e incluso dos “wall of death”;y agitando su cuello con tanto poder ¡qué harían temblar al mismo Thor con la agresividad desbordada!. Un final titánico para el que levanta la mano desde ahora para ser el evento metalero del año. Los suecos se despiden y dejan el lugar, permitiendo su ejército de guerreros se repliegue y retire habiéndose terminado la batalla vikinga.