PiL: ¡Entiendan que ya no existen los Sex Pistols!

AUDIO
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PRODUCCIÓN
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VENUE
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pil16aExisten bandas que muchos pensamos jamás vendrán a México, que pensamos nadie se atreverá a traer por una o mil razones a pesar de ser legendarias o tener a verdaderas leyendas vivientes dentro de sus filas. Por eso no es de extrañarse que cuando se anunció la visita de Public Image Limited (Mejor conocido como PiL ) a un lugar de lujo como lo es el Plaza Condesa y con una promotora que sabemos anuncia eventos 100 confirmados y sin portazos ni sorpresas agrias como lo es eyescream productions, los aplausos por tener en tierras mexicanas a John Lydon (alguna vez Johnny Rotten, ex-Sex Pistols) no se hicieron esperar, y el evento terminó siendo Sold Out, a semana y media del show.

A las 6:00 de la tarde, la lluvia empieza a anunciar su aparición a las afueras del venue mientras que a pesar de ser temprano la fila para ingresar y conseguir un buen lugar en la pista para la histórica cita tiene ya un tamaño considerable. Tras ingresar y esperar pacientemente 2 horas, a las 8:00 PM en punto como marca el programa hace su aparición el DJ Arturo Uriza; sin embargo, su intento por amenizar la noche queda lejos de ello y en realidad desespera a los asistentes que ya quieren ver a su banda en el escenario. Mala idea sin duda poner a un DJ porque ni la gente lo aprecia y ni el está a gusto con tanto chiflido y mentada.
Black Sabbath suena en el sonido de ambiente, y al terminar la canción las luces se van apagando poco a poco y en punto de las 9:00 PM uno a uno los integrantes de PiL hacen su aparición, dejando al último claro a John Lydon, que vestido con un pantalón y camisas como 100 tallas más grandes que él y una corbata chusca que complementa su intencionado atuendo de Godínez psicodélico se roba de inmediato aplausos y vitoreos de todo el respetable. “Albatross” es la canción de inicio. Una canción que personalmente creo es pesada, larga y monótona; pero que al mismo tiempo eso la convierte en el pretexto perfecto para aprovechar y tomar la mayor cantidad de fotos de la leyenda, antes de arrancar ahora si con la parte más movida del show. En este punto por cierto, John Lydon hace una rabieta porque los monitores no tienen el volumen adecuado a su parecer.

“Double Trouble”, “This Is Not A Love Song” y “Know You” son una triada de temas muy movidos y animados, que ponen al plaza condesa a brincar e incluso por increíble que parezca a abrir un hoyo de slam donde el ambiente pareciera más de un concierto de Sex Pistols que de PiL. Lydon ya con gafas puestas y revisando a cada instante su libreta de letras pide disculpas al público. El vocalista arrastra una bronquitis que lo obliga a estar sonándose la nariz y escupiendo flemas constantemente y no dejar de beber agua para aclarar la garganta. Sumado a un golpe sufrido en un concierto previo en otro país con una botella en la cabeza uno pensaría que hay motivos para que el británico decidiera no presentarse pero hey, ¡Es John Lydon!: Hace falta mucho más que un poco de mocos y un chipote como para derrumbar a un verdadero sobreviviente en toda la extensión de la palabra.

“Deeper Water”, “Corporate” y “Death Disco” continúan la velada y los músicos de PiL son unos verdaderos maestros en la ejecución, todos con un aspecto sobrio pero estrafalario, una mezcla difícil de imaginar pero imposible de describir de otra forma. “México, ¡ustedes son el numero uno!” exclama Lydon al micrófono y con “The One” y su sonido relajado pero bailable se roba el corazón de un público que le venera cada baile, cada ocurrencia y cada gesto como a un dios. Y es que detrás de ese cuerpo ya avejentado y cansado, de esos cachetes flácidos e inevitable papada y de un andar ya lento y cansado, se asoma el chispazo de los ojos del loco, la mirada del maniaco y la voz del aguerrido frontman que en su juventud puso a una banda llamada los Sex Pistols en el pedestal de las leyendas del punk, y que su sola presencia sigue imponiendo aun con el pasar de los años.

“The Body”, “Warrior” (con todo y un curioso solo de guitarra con un instrumento luminoso en la mano del flacucho Lu Edmonds) y “I´m Not Satisfaced” siguen con la gente embelesada ante la leyenda, hasta que con “Religion” Lydon presenta a su banda como su amigo Jesucristo (Lu Edmonds), el ángel Gabriel (su baterista Bruce Smith) y el diablo (el instrumentista Scott Firfth), para finalmente cerrar con un “Y yo, yo soy Johnny, pero pueden llamarme Juan” que roba aplausos de cada uno de los fans. El cierre de la primera parte del show viene con “Rise” que como su nombre lo indica levanta los ánimos de toda la pista.

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Tras una pausa algo prolongada PiL regresa al escenario dispuesto a dar un poco más en su primera visita a nuestro país. Con “Public Image” y luego con “Open Up” y “Shoon” se da un cierre de locura, que pone las pulsaciones a mil, y que incluso abre un enorme moshpit donde el slam se pone a todo lo que da, algo que jamás creí ver en un concierto de PiL y su post-punk mucho más acorde a los viajes y debrayes que a los golpes y el slam, o eso yo creía equivocadamente. El show termina ahora sí y PiL se despide a pesar de los gritos aclamando a los Pistols desde la pista. Debemos entender que los Sex Pistols son cosa del pasado (y no sabemos si del futuro) por más que nos fascinen y que el presente, el hoy, es PiL y su debut en México; un concierto que la gente al pasar de los años platicará seguramente con orgullo como la vez que tuvieron al mito, a la leyenda viviente frente a sus ojos.