El domingo es el día por tradición en el que los creyentes acuden a sus templos a rendir culto a sus deidades en la gran mayoría de las religiones. Por eso quizá, fue el día elegido para la visita de Watain a nuestro país, finalmente y después de 2 cancelaciones consecutivas en años cercanos.
Los adoradores del ocultismo, el satanismo y el black metal se dieron cita a la macabra homilía donde el catecismo del mal tuvo su introducción con la banda nacional Ash Nazg Búrz, quienes poco a poco van convirtiéndose en habituales en los conciertos de black metal de la ciudad, y suelen tener siempre un gran recibimiento. Terminada su presentación las luces se encienden y tenemos tiempo para seguir admirando el majestuoso escenario montado para la banda estelar, con pendones que deletrean su nombre y estructuras que semejan tridentes (símbolo característico de Watain) en la parte superior. Adelante y al filo del escenario, dos cruces invertidas aguardan silenciosas el arribo de los suecos. La gente se impacienta porque Watain tarda en salir sin embargo Chamuco, la promotora del evento, tuvo a bien avisar con muy buen tiempo que por decisión de la banda su acto saldría 35 minutos después de la hora anunciada inicialmente. El problema es que mucha gente ya no revisó el evento en sus celulares y muchos pensaban era una cuestión de desorganización. No es sino hasta que un miembro del crew sale y enciende todas las velas disponibles en el escenario, que todos gritan y se alegran porque saben ya viene lo bueno.
Las luces se apagan y la pieza de coros ortodoxos “Behold the Bridegroom Comes At Midnight” acompaña a la enorme figura del tridente dibujada en la manta al fondo del escenario, que con las luces apuntando parece arder como un hierro incandescente listo para abrasar la piel de los pecadores. Poco a poco entonces los miembros de Watain ya caracterizados con sus ropas de guerreros escandinavos del mal y llenos de sangre toman sus posiciones. El cantante Erik Danielsson (conocido también simplemente como “E” ) es el primero en salir con una enorme y larga antorcha que llena de fuego el oscuro espacio. Un par de golpes de batería y la tormenta infernal se descarga con “Storm Of The Antichrist”, y de inmediato todo es una locura de gritos y ritmos extremos en el ROOM.
“E” mueve su cuerpo y sisea la lengua cual lo hiciese la maldita serpiente del jardín del edén, y la descarga de black metal siguió con la poderosa “Nuclear Alchemist”, y luego con el ritmo militar que anuncia la llegada del poderoso tema “The Child Must Die”. El cantante anuncia que harán un viaje a su segundo disco (Casus Luciferi) antes de interpretar “Puzzles Of Flesh”, y mientras el gran grueso de la gente está de pie moviendo la cabeza y brincando en su lugar un puñado de fans más aguerridos y desprovistos en su mayoria de playera abre un circulo de slam en el centro del foro. “Ustedes no vinieron aquí solo a ver, ¡vinieron a morir!” sentencia “E” previo a seguir reventando el lugar con “Sacred Damnation”, para luego mantener ese ambiente de blasfemia al ritmo de “Furor Diabolicus”.
El grupo abandona momentáneamente el escenario, y después de una nueva entrada con sonidos sacros y macabros toma de nuevo su sitio al ritmo melancólico y desolador con el que inicia “Underneath The Cenotaph”, canción que después de este calmo inicio se convierte en una verdadera explosión de taladrante black metal. Es también en esta canción donde un interesante efecto de teatralidad se hace presente, pues “E” literal lanza fuego de una de sus manos cuando las pasa por en medio de los cirios puestos sobre las cruces invertidas. Y entonces uno de los momentos de más entrega entre la banda y la asistencia se da cuando “Malfeitor” es ejecutada: el tema perteneciente al disco “Lawless Darkness” era sin duda uno de los más esperados, y los aullidos de los adoradores de la oscuridad no se calmaron en todo el tema, lo cual contagia a la banda. El bajo del barbón, Álvaro Lillo retumba con fuerza en los muros del SALA, y “Towards Of Sanctuary” mantiene las llamas infernales ardiendo. La emoción es tal que ante la ausencia de valla de seguridad algunos fans empiezan a agarrar el hábito de subir al escenario para aventarse al vulgo, sin embargo, esto parece molestar después de varias veces a “E”, quien aprovecha el salto de un fan para patear su trasero con desdén mostrando su enojo. A partir de ese momento personal de seguridad se encargaría de no permitir nadie más llegara a subirse al escenario, empujando de regreso a los fans que la gente cargaba por encima de sus cabezas.
“La siguiente canción es un tributo a un demonio antiguo, una verdadera leyenda” announces “E” antes de interpretar “The Return Of Darkness And Evil” tema original de la banda Bathory. Prácticamente la misa está llegando a su fin pero todavía hay tiempo de un tema más, y la ceremonia oscura llega a su fin al ritmo de “The Serpent´s Chalice” que con un ritmo no tan atascado como otros temas permite disfrutar del virtuosismo de Watain en todo su esplendor, aderezada de nuevo con el efecto del fuego saliendo de la mano de “E”. El ritual termina y todos los miembros del grupo abandonan el escenario excepto “E” quien en una especie de rito de finalización se hinca dando la espalda a la gente, y levanta lo que parece una figura de madera similar a un cráneo aplanado para después ponerse de pie y señalar en saludo al símbolo del tridente. Aunque la banda se ha ido la gente no se mueve en todo lo que dura el outro de despedida tal vez esperanzada en que la banda regrese, pero eso no ocurre y las luces se encienden para avisar a los feligreses de Satán que pueden ir en paz…la misa ha terminado.