En pleno domingo del superbowl hubo mucha gente que prefirió darse una buena dosis de tacleadas y empujones pero dentro del slam, con la presentación por primera vez en México de la banda canadiense de punk rock Belvedere. En punto de las 9:00 PM porque el siguiente día hay que trabajar, la banda canadiense subiría al escenario con la noticia de que Casey Lewis, baterista de la banda, se rompió la mano durante la gira por lo que un baterista brasileño de nombre Gustavo sería el encargado de los platillos mientras que Lewis cantaría como segundo vocalista todo el show, empezando por los primeros temas “Happly Never After” y “Subhuman Nature“, anunciando que a pesar de la lesión la banda jamás ha cancelado un show en sus 27 años de vida y esta no sería la primera vez. Belvedere agradece a todos estar en el show siendo el día del superbowl aunque confiesan ellos son más de hockey como buenos canadienses y de hecho tocan “Two Minutes for Looking So Good“, canción que habla de este deporte. Los canadienses no se cansan de platicar anécdotas y chistes entre canciones, algunas incluso tan random como que Steve Rawles, cantante, guitarrista y único miembro fundador activo de la banda; se maravilló con los engranes giratorios enormes que tiene el HDX Bar como escenografía y le mandó un video a su hijo que lo arrulló. Así seguiría la noche con potentes temas como “Repetition Rejection”, “Not My Problem”, “Hairline” e incluso un cover a Bad Relgion con “Do What You Want”.
Si ya de por sí los fans se estaban entregando a la banda de una manera pasional y con mucha intensidad, sin duda uno de los momentos más emotivos vino cuando previo a tocar “Slaves Of The Paviment” Casey Lewis compartió algo muy personal: “Usualmente en este tema hablamos de lo difícil que fue estar encerrado en la pandemia pero también de lo duro que es estar de gira perdiéndonos grandes momentos de nuestras familias y amigos. Pero hoy quiero dedicar este tema a mi papá que falleció el día de ayer” por lo que cuando este tema ya de por sí lleno de poder fue ejecutado, la entrega fue tal que fans y banda se contagiaron en un mosh y desgarre de gargantas de verdad intenso y que sin duda marcó uno de los momentos pico de la noche. “Closed Doors” y “Shipwreck” entre otros temas mantendrían el slam activo e incluso en algún momento un fan subiría al escenario y al lanzarse de vuelta al público le tiraría los anteojos a otro fan en la barrera, pero la camaradería de los asistentes se dejó ver cuando todos pararon de brincar y abrieron espacio para que el fan buscara sus lentes, algo que hasta Rawles aplaudió como gran gesto pues según él sin lentes no ve nada. Lamentablemente el incidente del reemplazo del baterista hace que el setlist de Belvedere sea más corto de lo normal pues en tan poco tiempo no se sabe todos los temas, por lo que con dos canciones más la banda decide despedirse. Sin embargo, y ya cuando casi todos los músicos habían empezado a guardar sus instrumentos, de forma improvisada y muy personal Rawles se arma de valor e interpreta solo con su guitarra una versión muy íntima de otro tema, con lo que ahora sí concluye la presentación. La banda todavía se quedaría a tomarse fotos con todo el mundo lo que redondeó una noche quizá corta, pero de emocionante punk rock.
