La cita era imperdible para los fans del power metal, por lo que a pesar de ser domingo y de puente por las fiestas patrias poco a poco el circo volador fue llenándose personas deseosas de una descarga de power de alta manufactura terminando con una gran asistencia lista para recibir a 2 grandes titanes del género.
Rompiendo las reglas al ritmo del metal.
En punto de las 8:00 PM Primal Fear sube al escenario y arranca la noche con las alarmas que indican el inicio de “Final Embrace”, y toda la gente empieza a brincar y vitorear cada nota de los alemanes. “In metal we trust” y “Angel in black” y su estilo de inicio tan parecido a Painkiller de Judas Priest son las siguientes canciones que el vocalista Ralf Scheepers canta a todo pulmón mientras agita el puño hacia el publico que responde a ello con un sonoro alarido, para después bajar las revoluciones con una pieza más cercana al hard rock como lo es “Rulebreaker”, homónima al más reciente lanzamiento discográfico de la banda y que vienen promocionando en esta gira.
A sus 51 años Scheepers presume un físico envidiable con bíceps y músculos que envidiaría cualquier joven de 2 a 3 décadas menor de edad, aunado a una gran voz y una condición que le permite saltar en cada “Death trap!” del coro de “Sign of fear”. A continuación Primal Fear pide las manos al cielo para interpretar la balada “The sky is burning”, y después de ese oasis de calma incendiar de nuevo el circo volador con la electrizante “Nuclear fire”.
“Estuvimos en Sao Paulo, en Buenos Aires también estuvo muy bien, pero creemos que ustedes pueden ser los más locos de esta gira” reta Matt Sinner en el bajo, y ante los abucheos a los otros países y hasta uno que otro fan que le grita “Charlie Montana” quizá por su –según- parecido al vaquero rocanrolero, la gente responde con todo y se desgañita en “Angels of mercy”, “The end is near” y “Chainbreaker”. La música de Primal Fear es increíble: Siempre he dicho que una banda de POWER metal debe transmitir eso: PODER, y los alemanes consiguen con sus notas erizarte la piel y ponerte a agitar la cabeza y cantar hasta tronarte las cuerdas bucales. Tras un breve encore y con un cierre apoteósico con “Metal is forever” despedimos a Primal Fear y esperamos al otro co-headliner.
La sinfonía divina de Turilli
“Prometheus, Symphonia Ingnis Divinus” es el nombre de la placa que Luca Turilli´s Rhapsody (LTR) lanzó recientemente, y es momento de adentrarnos como tal en la leyenda de LTR, que nació ya hace un lustro con la separación de caminos de los 2 fundadores de Rhapsody: Uno (Alex Staropoli) con su Rhapsody of fire, y el otro (Luca Turilli) con LTR. El intro grabado de “Nova genesis (Ad splendorem angeli triumphantis)” hace apagar las luces y llenar el recinto de neblina, y la gente está lista para recibir a la banda que abre su presentación con un clásico como lo es “Knightrider of doom” (original de Rhapsody), para después regalarnos algo de su más reciente producción con el tema “Rosenkreuz (The Rose and the Cross)”, para posteriormente consentir a los seguidores de la leyenda con una triada de temas antaños como son “Land of Immortals”,”Unholy Warcry” y “Son of Pain”(originales también de Rhapsody), todo con la excelsa interpretación del vocalista Alessandro Conti quien en algún momento se olvida ya de su elegante porte italiano y bota su abrigo ante el calor y pasión que sus seguidores le regalan.
“Prometheus” suena y es el track perfecto para acompañar la imagen del titán que pende en la enorme manta detrás del escenario, para que después LTR continúe contándonos su leyenda con “Il cigno nero”, pero siempre sin olvidar las canciones del pasado con “The pride of the tyrant”, “Demonheart” (una canción original de Luca) y “Dawn of victory que cierra la presentación, todo intercalado con variados solos de cada instrumento para que se luzcan los músicos aunque claro: el consentido y mas ovacionado es Turilli y su guitarra.
“Luca, Luca, Luca” no deja de gritar el público, y el nacido en Trieste, Italia no puede ocultar su emoción y agradecimiento al regresar al escenario con la pista de “Quantum X” como fondo, para despedir la noche ahora si de manera definitiva con “Emerald Sword” de Rhapsody, clausurando así la cátedra dominical de power metal en el circo volador.