Håvard Ellefsen es el nombre de la forma humana de Mortiis, la creatura que regresó a la Ciudad de México en un concierto especial y diferente haciendo la re-interpretación en vivo del álbum “Ånden som gjorde opprør“, una pieza gótico ambiental compuesta de 2 temas de aproximadamente 20 minutos cada una, lanzada en 1994 y que marcará un hito dentro de la escena.
La fila para ingresar al recinto es interminable desde temprano, y la lluvia inclemente que azota la capital es el marco perfecto para una velada taciturna y oscura; adentro del Salón Bolívar la noche es amenizada por 2 interesantes propuestas de black metal nacional: Sulfuric Manifesto, que puso el sabor avant-garde con una propuesta sonora poderosa acompañada de una alternancia en voces guturales, voces limpias y vocalizaciones enfermizas; mientras que de manera posterior la mezcla de black metal con elementos prehispánicos de Tzitzimitl haría los honores en el recinto al ritmo de sonajas, caracolas y percusiones alternadas creando un sonido bestial.
El Salón Bolívar luce urgido de un buen mantenimiento contra la humedad, ya que una leve gotera controlada ingeniosamente por un hule en el escenario es vaciada a una cubeta a medio programa, y lo descarapelado del techo es señal de que hay que trabajar ante los estragos que genera Tlaloc en las estructuras del inmueble.
Dos pendones con el logo del invitado de honor cuelgan en ambos lados del escenario mientras todo está listo y montado para el arribo de Mortiis.
El ex bajista de Emperor aparece ya caracterizado con su típica máscara y de inmediato comienza la ejecución de “En mørk horisont”; al fondo en una pantalla blanca un proyector va presentando las imágenes del arte del disco, con un desfile de dibujos en blanco y negro llenos de hechiceros, castillos, reinos de fuego y altos picos en la neblina. Su sintetizador suena potente y a diferencia de la locura que hace gala en su faceta industrial, hoy Mortiis es todo sobriedad y seriedad detrás de la consola. Abajo, la gente sigue llegando y hacen largas filas para ingresar al show sin importarles lo avanzado de este.
El Noruego tras una breve pausa donde agradece los aplausos de su público está listo para interpretar la segunda parte con la ejecución de “Visjoner av en eldgammel fremtid”, el segundo track del álbum tributado. La gente permanece hipnotizada toda la presentación, se encontraban sumergidos en un viaje en el que los sonidos épicos, de naturaleza o los más oscuros, los llevan de la mano a una travesía sonora y de fantasía en la cuál eran prisioneros hasta que, como en las sesiones de hipnosis, Mortiis corta el sonido y las luces se encienden regresando a su público al mundo terrenal. Sin mediar casi palabra y solo con un gesto de agradecimiento con la mano, el noruego se retira del escenario para darse un descanso antes de salir a convivir y firmar los múltiples artículos que la gente llevaba.
Una noche sin duda solo para verdaderos conocedores y fieles seguidores del gótico ambiental y las sonorizaciones experimentales de tintes oscuros.